lunes, 29 de junio de 2015

El Ayuno: Una Cita con Dios: El poder espiritual y los grandes beneficios del ayuno



¿Por qué ayunar? Jesús no se refiere al ayuno como una elección sino como una práctica normal en la vida de alguien que ama a Dios.  
Descubre lo que dice la Biblia sobre el ayuno y todos los beneficios que trae realizar unayuno escogido por Dios. Si estás buscando una unción especial para tu ministerio, tal vez el ayuno es la respuesta que necesitas. 
Aunque el enfoque de este libro es el gran poder espiritual que se obtiene por ayunartambién se describen los beneficios físicos, las diferentes maneras de ayunar, la motivación, cómo romper un ayuno y otra información práctica.
Mateo 6:16-18 Jesús enseña sobre el ayuno

Introducción.
          A. Mat. 6:16-18, "Y cuando ayunéis, no pongáis una cara triste como hacen los hipócritas; porque ellos desfiguran (margen, hacen que no se puedan reconocer) sus rostros para que los hombres vean que están ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (BAS).
I. "Y cuando ayunéis".
          A. La ley de Moisés especificó un solo ayuno para ser observado anualmente en el día de la expiación. Lev. 16:29-34, "En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas". Sal. 35:13, "afligí con ayuno mi alma".
          B. La tradición inventó muchos ayunos. Luc. 18:12, "ayuno dos veces a la semana". Los judíos ayunaban cuando había peligros y problemas de cualquiera clase, en tiempo de luto, y para manifestar el arrepentimiento. Creían que el ayuno intensificaba el pesar por el pecado.
          C. Los discípulos de Juan ayunaban. Mat. 9:14.
          D. Jesús no requiere ni prohibe el ayunar. Sus discípulos, por ser judíos, ayunaban. Era práctica religiosa bien establecida. Jesús enseña sobre el tema para condenar la hipocresía, y para enfatizar la necesidad de servir a Dios con corazón sincero. Otra vez El habla del mal ejemplo de los hipócritas. Recuérdese Mat. 5:20, "Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". No habrá hipócritas en el cielo.
II. "No pongáis una cara triste como hacen los hipócritas".
          A. "No seáis austeros". No fingir la tristeza. Los hipócritas no sentían tristeza por sus pecados, sino que solamente fingían la humildad y la tristeza. En lugar de poseer y demostrar la verdadera piedad, solamente la fingían. Tal "humildad" falsa (fingida) es más bien soberbia.
          B. "Ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan". Demudaban o desfiguraban sus caras. No se lavaban, no se peinaban, no se ungían y se cubrían de ceniza, para indicar una devoción profunda. Querían indicar con este "disfraz" que estaban muy afligidos por Dios. Era "otra cara"; no la cara natural. Por eso, eran hipócritas (palabra que viene de la práctica de los actores griegos y romanos de usar máscaras).
          C. Isa. 58:3-11 y Zac. 7:1-7 denuncian los ayunos falsos y engañosos. Isaías explica bien el ayuno verdadero que Dios acepta.
          D. En realidad tales hombres eran incrédulos. El pueblo escogido de Dios no creía en El. Si hubiera creído en Dios, hubiera sabido que El es omnisciente y que no le podían engañar. La verdad es que no le tomaban en cuenta. Sus actos religiosos eran para los ojos (la atención y el aplauso) de los hombres y no para los ojos de Dios.
          E. ¿Qué aprendemos de esto nosotros? No hay peligro de que algún hermano literalmente practique el ayuno hipócrita que los judíos practicaban, pero este texto es otro ejemplo del peligro de participar en actos religiosos para ser vistos de los hombres (para impresionarles y recibir su alabanza).
III. Ungir la cabeza, lavar el rostro.
          A. "Cuando ayunes". Presupone que ellos sí ayunaban, y que seguirían ayunando. El orar, el dar limosna y el ayunar eran prácticas comunes.
          B. La apariencia debe ser normal. "Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará" (vers. 17, 18), es decir, ser normal en su apariencia, como si no ayunara, que no haya diferencia en su apariencia si ayuna o si no ayuna. Seguir su actividad normal, trabajando, yendo al centro, paseándose sin mostrar o exhibir en forma alguna el hecho de estar ayunando. (A veces parece que algunas personas llevan por un tiempo excesivo el vestido negro para manifestar su tristeza por algún ser querido). 1 Cor. 7:29, 30, "Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta pues, que los que ... lloran (sean) como si no llorasen".
          D. Esta conducta es lo opuesto de la práctica de los hipócritas. Ellos, no estando afligidos, daban la apariencia de aflicción. Jesús enseña que, estando verdaderamente afligidos, que no se dé la apariencia de aflicción.
          E. Hay dos recompensas: (1) ser alabados por los hombres, o (2) ser aceptados y bendecidos por Dios.
IV. No se impone sobre la iglesia el ayuno formal.
          A. Jesús no requiere que ayunemos, ni tampoco lo prohibe.
          B. Mat. 6:16-18 condena la hipocresía. El ayunar -- un acto que debe ser para agradar a Dios -- no debe practicarse para impresionar a los hombres.
          C. Mat. 9:15, el ayunar tiene que ser apropiado. "¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán". Hay tiempo apropiado para ayunar. Debe ser expresión natural de los sentimientos el alma. Es por esto que el Señor no lo manda.La persona que verdaderamente se siente afligida ayuna (la tristeza le obliga a ayunar), pero ¿cuántas personas podrían verdaderamente sentirse afligidas dos veces por semana como cosa obligatoria y rutina?
V. ¿Pero no hay valor espiritual en el ayunar?
          A. Sin duda alguna, el ayunar ha beneficiado (y sigue beneficiando) a muchas personas, pero no tiene valor en sí como ceremonia religiosa. Nos engañamos si creemos que somos más espirituales simplemente porque ayunamos cada mes, o cada semana o dos veces por semana. Como ya hemos visto, el ayuno es la expresión natural y normal del alma.
          B. Acompaña la oración, Hech. 13:3; 14:23. El ayunar suprime el apetito físico para dar énfasis a la alimentación del alma en comunicación con Dios. Es muy posible que la pura intensidad de las cosas espirituales nos haga descuidar los apetitos del cuerpo. En los dos textos citados los apóstoles y otros hermanos estaban ocupados en obra supremamente importante. Juan 4:31, 32, los discípulos se preocupaban porque Jesús no había comido. "Rabí, come. El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis". El ayunar se puede comparar con el abstenerse de otras cosas físicas, por ejemplo, el acto sexual. De esto habla Pablo en 1 Cor. 7:5, "No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia". La esencia de ayunar aceptablemente es que el alma reciba más atención mientras que el cuerpo reciba menos.
          C. ¿Tiene valor espiritual, pues? Si el ayunar ayuda en obedecer los textos que requieren la abnegación de sí (por ejemplo, Mat. 16:24; Rom. 12:1; 1 Cor. 9:27), entonces se puede decir que es muy provechoso ayunar. Si le ayuda, hágalo.
          D. Pero lo que Dios quiere no es el ayunar mismo, sino lo que el ayunar debe producir, es decir, el verdadero arrepentimiento y cambio de carácter, la transformación del hombre en la imagen de Cristo. El ayunar es bueno, pues, si ayuda en la lucha contra la carne.
          E. Sin embargo, es necesario advertir que en todas las cartas que hablan tanto de la lucha entre la carne y el espíritu (por ejemplo, Rom. 8:1-11; Gál. 5:16-24; Efes. 4:21-32; Col. 3:1-12, etc.), nunca se enseña que el ayunar es un medio efectivo para ganar la victoria sobre la carne.
          F. Los ayunos de Pablo (2 Cor. 6:5; 11:27) no eran voluntarios, sino privaciones que sufría en la obra.
Conclusión.
          A. Jesús ni manda ni prohibe el ayunar, sino incluye el tema en su denuncia de la hipocresía de los que hacían su justicia para ser alabados por los hombres. Enseña Jesús que el ayunar debe ser cosa privada, hecha en secreto, y no en manera ostentosa. El ayudar debe ser un acto completamente normal, la expresión natural del alma. Debe haber una razón para ayudan; no debe ser fingido.
          B. El ayunar no es mandamiento del Nuevo Testamento. No hay texto que especifique algún ayuno, especificando quiénes deben ayunar, cuándo deben ayunar, qué tan frecuente, de cuánta duración, etc., sino que es necesario que el ayuno sea de beneficio para el alma. Está en la misma categoría con todos los demás actos de abnegación de sí.

          C. También debe ser compatible con la buena salud. El cristiano bien puede sufrir físicamente por Cristo (Mat. 5:10-12), pero no hay texto alguno que indique que el cristiano debiera perjudicar su salud física o mental para controlar sus apetitos. (1 Cor. 9:27, Pablo no dio golpes literales a su cuerpo).
          D. Todos debemos humillarnos y arrepentirnos cuando pecamos. Si el ayunar, o vestirse de cilicio y ceniza, etc. nos ayuda a afligirnos, entonces son cosas buenas. Debemos ser pobres en espíritu (Mat. 5:3), y llorar por los pecados (Mat. 5:4), como la mujer de Luc. 7:37,38, para producir el arrepentimiento genuino, 2 Cor. 7:10

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