¿Cuánto valora usted la vida?
1.- Lectura Bíblica: Génesis 47:8-10
2.- Versículo para memorizar:
“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!” (Filipenses 4.4. NVI)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Iba de camino al centro de Bogotá, capital en la que me encontraba realizando unas actividades. El taxista que me recogió en el hotel era dicharachero, conversador. De un tema saltaba a otro con una rapidez sorprendente. Era como una catarata incontenible de palabras, de frases, de ideas.
Estábamos dialogando cuando una moto se atravesó entre el auto y un tracto camión que iba unos metros más allá.
— ¡Por Dios! Casi lo arrolla el carro… — me atreví a comentar horrorizado.
— Es que la velocidad es como una droga— dijo el motorista, al lado mío —. Yo tengo una moto, pero pequeña. Le aseguro que si tuviera una así, de alto cilindraje, correría más que él — , continuó, mientras una sonrisa traviesa iluminaba su comentario, como si acabara de explicar la fórmula para los problemas del mundo entero.
— ¿No te daría temor morir? — , interpelé.
— De algo se tiene que morir uno — , respondió — ; y en una moto así de grande y hermosa, vale la pena morirse —.
Esas pocas palabras rompieron la conversación. Él creyó que generaba impresión en los demás; yo iba preocupado. Pensaba en la juventud. ¿Hasta qué punto valoran la vida?
La apreciación que tenemos de la existencia es muy importante. Hace siglos Jacob, el padre de José quien servía en el gobierno de Egipto, fue llevado ante la presencia del Faraón, quien le hizo una pregunta interesante, pero a la que siguió una respuesta sorprendente:
“Y Faraón dijo a Jacob: ¿Cuántos años tienes? Entonces Jacob respondió a Faraón: Los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han alcanzado a los años que mis padres vivieron en los días de su peregrinación. Y Jacob bendijo a Faraón, y salió de su presencia...” (Génesis 47:8-10. La Biblia de Las Américas)
La contundencia de su respuesta gira alrededor de la frase: “pocos y malos han sido los años de mi vida…”.
Al término de su tránsito terrenal, ¿será esa su valoración de lo que vivió?
Si no valoramos la vida, andamos buscando algo que llene ese vacío. Consumiremos drogas, caeremos en adulterio y comportamientos sexuales desenfrenados, pensaremos y actuaremos con egoísmo, nos preocupará poco arriesgar la existencia y, lo más seguro, es que andaremos de un lado para otro causando daño a los demás.
Haga un alto en el camino y piense, ¿vale la pena vivir? Si cree que no, examine cuál cree usted que es la razón de estar gravitando alrededor de un sin-sentido cada nuevo día.
Si busca a Jesucristo, el Señor, el curso de su historia cambiará. Tomado de Su mano, descubrirá que la vida sí tiene sentido y propósito, y que todos— absolutamente todos— debemos cumplir una misión en esta vida. Decídase hoy por Jesucristo. Él le da sentido a cada uno de sus días. Ábrale las puertas de su corazón.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Ha hecho una valoración de su vida?
b.- ¿Cómo considera que ha sido su vida hasta hoy?
c.- ¿Ha buscado a Dios para que le ayude a encontrar sentido en su existencia?
d.- ¿Qué enseña a su vida la lectura de Génesis 47:8-10?
e.- ¿Qué enseñanza práctica sobre este texto bíblico, aplicará a su vida desde hoy?
ORACION: Amado Padre Celestial a ti sea toda la Gloria y la Honra, exaltamos tu Santo Nombre, y nos presentamos ante ti, con un corazon contrito y humillado, para decirte que sin ti no somos nada, y que gracias a tu inmenso amor, hemos hallado sentido a nuestras vidas, creyendo y confiando en ti mi Señor y Salvador, sabemos que tu tienes un plan perfecto para cada una de nosotros, en tus manos somos màs que vencedores, tomados de tu mano seguiremos es camino que haz trasado para nosotros, el camino correcto y de rectitud, ayudanos a ser obreros aprobados, fieles a ti mi Señor, que amemos tu evangelio, que podamos vivir llenos de la Presencia de tu Santo Espiritu, de buen testimonio, porque somos cartas leìdas, ayudanos a perseverar en tu Palabra, en oracion, ayuno y vigilia. te lo pedimos en el Poderoso nombre de Jesùs, con acciones de gracias. amèn.
Bendiciones y paz amados hermanos.
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