Viviendo en Santidad y lleno de su presencia
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la
multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi
maldad, Y límpiame de mi pecado”. Salmos 51:1
Los estudiosos dicen que este Salmo es un cántico del rey, posterior a los acontecimientos ocurridos con Betsabé. No hay grito más desorbitante que el clamor de David. Un grito que pide la libertad de su yo interior egoísta, insensible y desconsiderado. Un reconocimiento de este placer de satisfacerse a sí mismo olvidando los que están a su alrededor.
Es la petición más loable: “un corazón limpio, ser renovado con un espíritu recto que lo gobierne. No ser echado de la presencia de Dios, no se aparte del Espíritu Santo y el retorno del gozo del Señor”, son las peticiones que provoca la convicción de pecado, lo que produce el dolor, o la desesperación. Bendito sea Dios que tiene misericordia de nosotros.
Pero la desobediencia es pecado, por tanto, no predicar el evangelio, el no obedecer el “Id y haced discípulos…” es pecado a mi modo de ver. Los mandatos de Dios son órdenes y de estas no hay una que sea más importante que otras. Dios se siente agradado cuando ve en nosotros un sincero interés por obedecerle. Me pregunto si Él ve un verdadero interés en nosotros por extender su Palabra y el evangelio a toda criatura. “Señor abre mis labios y publicará mi boca, no sólo tu alabanza sino tu evangelio de salvación.”
Oración: Señor me rindo delante de Ti y pido me ayudes a vivir en santidad y lleno del poder de tu Espíritu Santo. Lléname de tu presencia.En el nombre de Jesus amado.amen.
Bendiciones y paz amados hermanos.
Ps.Gonzalo y Carmen de Jimenez.
Los estudiosos dicen que este Salmo es un cántico del rey, posterior a los acontecimientos ocurridos con Betsabé. No hay grito más desorbitante que el clamor de David. Un grito que pide la libertad de su yo interior egoísta, insensible y desconsiderado. Un reconocimiento de este placer de satisfacerse a sí mismo olvidando los que están a su alrededor.
Es la petición más loable: “un corazón limpio, ser renovado con un espíritu recto que lo gobierne. No ser echado de la presencia de Dios, no se aparte del Espíritu Santo y el retorno del gozo del Señor”, son las peticiones que provoca la convicción de pecado, lo que produce el dolor, o la desesperación. Bendito sea Dios que tiene misericordia de nosotros.
Pero la desobediencia es pecado, por tanto, no predicar el evangelio, el no obedecer el “Id y haced discípulos…” es pecado a mi modo de ver. Los mandatos de Dios son órdenes y de estas no hay una que sea más importante que otras. Dios se siente agradado cuando ve en nosotros un sincero interés por obedecerle. Me pregunto si Él ve un verdadero interés en nosotros por extender su Palabra y el evangelio a toda criatura. “Señor abre mis labios y publicará mi boca, no sólo tu alabanza sino tu evangelio de salvación.”
Oración: Señor me rindo delante de Ti y pido me ayudes a vivir en santidad y lleno del poder de tu Espíritu Santo. Lléname de tu presencia.En el nombre de Jesus amado.amen.
Bendiciones y paz amados hermanos.
Ps.Gonzalo y Carmen de Jimenez.
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