A
DEVOCIONAL DIARIO MQV
100 DIAS DE ORACION
DIA 3 JUEVES 08 DE ENERO 2015
Una enfermedad llamada indiferencia
Texto: Así mismo un levita… viéndole pasó de largo… Pero un
samaritano…vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia.
Lucas 10:32-33
La indiferencia está ligada fuertemente con la falta de amor y de compasión. Fue el amor de Dios hacia su creación lo que movió su corazón y nos envió a su Hijo Jesús para rescatarnos de nuestra pobre condición; por ello, es el amor lo que debe motivar nuestro corazón para compartir su mensaje con los que no reconocen a Cristo como Señor y Salvador. Jesús ejemplifica el amor al prójimo de una manera especial. Un varón víctima de la violencia y la maldad de otros, no fue suficiente para conmover el corazón de dos cristianos de aquella época y conminarlos a brindarle la ayuda necesaria para su salvación; dos varones que inclusive poseían un conocimiento acabado de las sagradas escrituras, es decir, de Dios y su Palabra. La indiferencia y la falta de compasión fue la que hizo que estos dos hombres actuaran como si no supieran qué debían hacer. Es esa clase de indiferencia la que mantiene a la iglesia ocupada y entreteniéndose en lo interno, en lugar de trabajar llevando el mensaje de Jesús. Esto nos hace pensar que siendo amados por Dios y perdonados por su gracia infinita, no atendemos la necesidad de los que claman por ayuda. Hoy necesitamos ser sanados de la enfermedad llamada indiferencia, la que no nos permite mirar con amor a los perdidos. Debemos apasionarnos por el tesoro más valioso para Dios, su creación perdida. Pidamos a Él que ponga en nosotros amor y compasión por los perdidos, por los que no han alcanzado a conocer la palabra del evangelio. Pidamos a Dios que nuestras iglesias puedan comenzar a mirar con los mismos ojos con que un día Cristo nos miró, con amor, porque Él se interesa por cada uno de nosotros.
Oración: “Dios sana nuestras iglesias de la indiferencia por los que viven sin Cristo, pon amor en nuestros corazones para con ellos”.
Bendiciones y paz amados hermanos
Ps.Gonzalo y Carmen de Jimenez
La indiferencia está ligada fuertemente con la falta de amor y de compasión. Fue el amor de Dios hacia su creación lo que movió su corazón y nos envió a su Hijo Jesús para rescatarnos de nuestra pobre condición; por ello, es el amor lo que debe motivar nuestro corazón para compartir su mensaje con los que no reconocen a Cristo como Señor y Salvador. Jesús ejemplifica el amor al prójimo de una manera especial. Un varón víctima de la violencia y la maldad de otros, no fue suficiente para conmover el corazón de dos cristianos de aquella época y conminarlos a brindarle la ayuda necesaria para su salvación; dos varones que inclusive poseían un conocimiento acabado de las sagradas escrituras, es decir, de Dios y su Palabra. La indiferencia y la falta de compasión fue la que hizo que estos dos hombres actuaran como si no supieran qué debían hacer. Es esa clase de indiferencia la que mantiene a la iglesia ocupada y entreteniéndose en lo interno, en lugar de trabajar llevando el mensaje de Jesús. Esto nos hace pensar que siendo amados por Dios y perdonados por su gracia infinita, no atendemos la necesidad de los que claman por ayuda. Hoy necesitamos ser sanados de la enfermedad llamada indiferencia, la que no nos permite mirar con amor a los perdidos. Debemos apasionarnos por el tesoro más valioso para Dios, su creación perdida. Pidamos a Él que ponga en nosotros amor y compasión por los perdidos, por los que no han alcanzado a conocer la palabra del evangelio. Pidamos a Dios que nuestras iglesias puedan comenzar a mirar con los mismos ojos con que un día Cristo nos miró, con amor, porque Él se interesa por cada uno de nosotros.
Oración: “Dios sana nuestras iglesias de la indiferencia por los que viven sin Cristo, pon amor en nuestros corazones para con ellos”.
Bendiciones y paz amados hermanos
Ps.Gonzalo y Carmen de Jimenez
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