GUERRERO (A)
LEVANTA TU ESCUDO
“Sobre
todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego
del maligno.”
Efesios
6:16 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
La parte de la armadura de DIOS que protege el corazón del creyente, es el escudo de
la fe. Y consecuentemente es guardado el rumbo que de antemano el Señor planeó para él. El escudo
de la fe es la parte de la armadura que nadie más que el mismo
creyente debe usar; nadie más puede activar su fe más que él mismo.
En la vida del creyente existirán muchas
ocasiones en las que al esperar promesas de DIOS el escudo (la fe) del creyente
se desgastará, y con ello el pesimismo puede anidarse en su corazón. Tanto que existirá
desánimo y falta de visión. Pero al hacer esto, éste se hace vulnerable ante
los ataques del enemigo y se corre el riesgo de comenzar a escuchar y a creer
sus mentiras. Entonces en lugar de tener una visión alineada a las promesas de
DIOS en fe, el creyente pone su fe en lo negativo y pesimismo; para así
deshacerse del escudo que recibió para moverse en la tierra (su fe).
Por el contrario, en todo momento el creyente
debe levantar su escudo para así recibir de manera constante vida que sacia el
alma. Al escuchar acerca de escases, el creyente debe traer a su mente las
promesas de prosperidad que existen en la palabra de DIOS, y así levantar su
escudo. Cuando escuche el diagnóstico del médico con términos que son
difíciles de entender, el creyente debe levantar el escudo de la fe y creer que
Cristo ya pagó el precio para que reciba una perfecta salud. Cuando el enemigo
diga “es imposible” en ese momento debe creerse que todo es posible con fe.
Mantén una visión positiva y remueve de ti cualquier
frustración que hayas pasado en el camino de la fe. Sea lo que sea, en su
momento el Señor le esclarecerá y entenderás
por qué no has recibido lo que anhelas. Mientras tanto levanta con firmeza tu
escudo de la fe.
Eres un creyente, y debes vivir por medio de
la fe y no por lo que vean tus ojos naturales. Pídele al Señor que afirme Su visión en ti
para que camines con seguridad en el mundo de la fe.
Animo, levanta tu escudo.
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