Vida de ensueño
“Porque
yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el SEÑOR-, planes
de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una
esperanza.”
Jeremías
29:11 (Nueva Versión Internacional)
Hace poco estaba haciendo
un recuento
de las bendiciones que Dios me ha dado. Cada una de ellas especialmente hechas
para mí. Cuando llegué a Sus pies la única cosa y más grande dadiva que
anhelaba era la salvación. En aquel entonces pensé que después de haber salido
de las tinieblas seguramente solo me esperaba una vida regular sin tantas
bendiciones. Siendo mi sorpresa que Cristo pagó el precio para darme una vida
abundante. Él pagó el precio para darme llenura en todas las áreas de mi vida,
y mi parte fue solamente creerle.
Cuando escuchaba que el alcoholismo ha sido
dictaminada por la ciencia médica cómo incurable, la duda me asechó y por
momentos me hizo pensar que tal vez tendría que vivir atado a
un tratamiento para tener una vida
llevadera. Más sin embargo creí que Jesús había pagado el precio por mi libertad, dándome lo que tanto
anhelaba (Isaías 53-4-5). Cuando el psicólogo mencionó términos médicos que yo
no entendía decidí aferrarme a lo que decía la promesa que me había dado Dios;
en la cual me prometió que me haría una persona totalmente nueva, en corazón,
cuerpo y espíritu (Ezequiel 37:1). Y el SEÑOR así le hizo, enterrando todo
síntoma de mi antigua vida, remplazándole con vida y gozo en abundancia. Decidí
no conformarme con una vida a medias mermada por la presencia del pecado en mí,
así que entregue aquel pecado que ataba mis alas para finalmente volar más alto
y recibir la corona de vida que Dios tenía para mí.(Santiago 1:12). La
desesperación por no encontrar a aquella mujer que había sido creada para mí me
tentó en algunas ocasiones para salirme de la voluntad de Dios, más decidí
aferrarme a la creencia de que solamente existía una que era hueso de mis
huesos. Y cuando por fin la tuve en mis brazos, esa espera fue algo
insignificante. (Génesis 2:23)
No te conformes con menos de lo que Jesús
pagó por ti. Él ya lo hizo todo y la parte que te toca es creer. Dios tiene
grandes planes para tu vida, de bienestar y no de calamidad para
darte lo que anhelas. No te salgas de Su voluntad si en este momento no estás
mirando lo que anhelas, pues da por seguro que si te mantienes fiel a Él, jamás
te defraudará. El precio que Jesús pagó fue el más alto. No te conformes con una vida a medias,
recibe lo mejor en todas las áreas de tu vida.
Créele al SEÑOR y vive la vida de
ensueño que Cristo pagó para ti.
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