Una aventura para saberla disfrutar
Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas.Salmo 84:5
Lectura: Salmo 84:1-12. Versículo del día: Salmo 84:5.
MEDITACIÓN DIARIA
La palabra dichoso significa feliz, muy feliz, bienaventurado; y bienaventurado es una palabra compuesta del adjetivo bien y del participio del verbo aventurar. Según el Diccionario Etimológico, bienaventurado –indica dotado de un buen pronóstico para las cosas que le han de venir.
Personalmente, tomándolo para nuestra meditación se me antoja que la persona que mira su vida como una buena aventura es la que se contenta cualquiera que sea su situación. Por eso dice más adelante el salmista: “Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle” (v. 6).
Como cristianos somos llamados a ser bienaventurados, felices. La alegría debe de ser nuestro sentimiento que salga a flote. Ya tenemos lo más lindo que se pueda tener: al Señor de señores y Rey de reyes; el que vino a darnos vida en abundancia, el que vino a calmar nuestros dolores y a llevar todo el peso de nuestros pecados. Si miramos tantas bendiciones, nos daremos cuenta que no tenemos por qué estar cabizbajos, melancólicos y tristes. El fruto del Espíritu es alegría y si nos falta debemos pedírsela al Espíritu Santo que seguro nos llenará de ella.
El cristiano dichoso es el que sabe cambiar ese valle de lágrimas por el paso de la esperanza (Oseas 2:15); es allí precisamente donde el Señor dice que nos devolverá nuestros viñedos. ¿Cuál será ese viñedo perdido: salud, estabilidad emocional, económica, espiritual? Todos, absolutamente todos pasamos en algún momento o en diferentes, por el valle de lágrimas. No siempre estaremos en la cima; pero lo importante es sacarle también el mayor provecho a esa estadía mirando objetivamente las bendiciones que vendrán detrás de ese valle. Eso es recorrer las sendas del Señor llenos de su fortaleza; una vida de aventura y propósito.
Oracion: Amantisimo Padre Celestial, a ti sea la Gloria y toda la Honra, exaltamos tu Santo Nombre, nos humillamos ante tu Presencia Divina y te damos Gracias por enseñarnos a ver la vida con alegría; con la ilusión verdadera basada en la esperanza gloriosa que nos espera. Queremos recorrer cimas, valles, desiertos y peñascos agarrados de tu mano para no caernos. Te pedimos que nos llenes de tu Santo Espíritu para que todo su fruto brote en nuestro ser crucemos por donde crucemos y podamos mostrar ante el mundo la alegría de conocerte y estar siempre a tu lado. En el nombre Poderoso de Jesùs amado. amèn
Bendiciones y paz amados hermanos.
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