viernes, 25 de marzo de 2016

REFLEXION Y MEDITACION ,SOBRE LOS ULTIMOS MOMENTOS DE JESUCRISTO .


La Pasión de Cristo recrea las últimas doce horas en la vida de Jesús de Nazaret desde el momento en el que acude al Huerto de los Olivos (Getsemaní) a orar tras la Última Cena, enfrentándose a las tentaciones de Satanás. Allí sufre la traición de Judas Iscariote, siendo arrestado y conducido a Jerusalén para ser juzgado por blasfemia, según denuncian los fariseos.

Jesús es presentado ante Pilatos, el Gobernador Romano en Palestina, quien escucha las acusaciones levantadas contra él y se da cuenta de que se trata de un conflicto político, delegando el asunto en el Rey Herodes que no tarda en devolverlo a las autoridades romanas para ser juzgado.

De nuevo ante Pilatos, éste ofrece al pueblo la oportunidad de elegir a quien liberar: a Jesús o al asesino Barrabás. La multitud elige a Barrabás y condena a Jesús, que es puesto en manos de los soldados romanos y flagelado como castigo.

Aunque Pilatos trata de hacer ver a la multitud que el castigo ya ha sido suficiente, los fariseos no lo consideran así. Lavándose las manos, ordena a sus hombres cumplir los deseos del pueblo y Jesús es condenado a muerte.

Jesús deberá cruzar las calles de Jerusalén cargando con la cruz camino del Gólgota, lugar en el que será crucificado. Allí, clavado a la cruz, superará la última tentación: el temor a ser abandonado por su Padre. Sobreponiéndose a su miedo, mira a María, su madre, y pronuncia palabras que sólo ella puede entender: "Todo está acabado"; finalmente expira diciendo: "En tus manos entrego mi espíritu". Las fuerzas de la naturaleza se rebelan en el momento de la muerte de Cristo.

La muerte de Jesús


¿No sabes que los jefes de los sacerdotes 
y nuestras autoridades lo entregaron 
para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron?

(Evangelio de Lucas, cap 24, vers. 20)


Presentación

Los últimos días de la vida de Jesús transcurrieron en la ciudad de Jerusalén. Los evangelios cuentan con bastante detalle qué es lo que pasó en ellos, aunque sus informaciones plantean algunos problemas de tipo histórico. Para ambientar esta última semana de la vida de Jesús es conveniente conocer algo sobre la situación de Jerusalén en aquella época, sobre las fuentes que recogen lo sucedido aquellos días, y sobre los acontecimientos más importantes.

La Jerusalén herodiana

La intensa actividad constructora de Herodes el Grande había cambiado en pocos años el rostro de Jerusalén. Suntuosos palacios, una nueva muralla para ampliar el perímetro de la ciudad, y sobre todo la reconstrucción del templo dieron a Jerusalén en tiempos de este gobernante de origen idumeo un esplendor que no había tenido antes y que no volvería a tener nunca más después. La obra del templo fue probablemente la más significativa y espectacular. Se construyeron grandes bóvedas que salvar la pendiente que descendía hacia la ciudadela de David y poder así alargar la explanada; se construyeron nuevos atrios, diversas entradas y multitud de dependencias internas. El templo se convirtió de nuevo en el centro del judaísmo. Herodes no lo hizo por devoción, pues al mismo tiempo estaba construyendo otro templo en honor del emperador en Cesarea Marítima, sino para ganarse a la aristocracia sacerdotal.

Con la reconstrucción del templo cobraron nuevo auge las peregrinaciones de judíos de todas partes, que en fechas señaladas llegaban allí para ofrecer sus sacrificios. La Pascua era la fiesta más importante, la que reunía mayor número de peregrinos. Según los evangelios este es el marco en el que debemos situar la actividad de Jesús en Jerusalén. La mayor parte de dicha actividad tuvo como escenario el templo o estuvo relacionada con él.

Las fuentes sobre la actividad de Jesús en Jerusalén

La principal fuente sobre la actividad de Jesús en Jerusalén son los relatos de la pasión, en los que se cuenta con gran detalle lo que pasó el último día de su vida. También disponemos de otras tradiciones que recuerdan algunas de sus acciones simbólicas (entrada en Jerusalén, expulsión de los mercaderes del templo, etc), y de las discusiones que mantuvo con los jefes religiosos del pueblo. Todas estas tradiciones se encuentran en Mc 11-12 y en los lugares paralelos.

Con todo, la fuente histórica más valiosa son los relatos de la pasión (Mc 14-15; Mt 26-27; Lc 22-23; Jn 18-19), porque son las narraciones más antiguas de los evangelios. Es muy probable que estos relatos hayan sido compuestos bastantes años antes de que se escribieran los evangelios actuales. A pesar de su antigüedad, y a diferencia de lo que ocurre con otras tradiciones sobre las enseñanzas y acciones de Jesús (parábolas, milagros, etc), estos relatos poseen una enorme cohesión narrativa. Los episodios que se cuentan están relacionados entre sí a través de una trama que va siguiendo con bastante detalle los últimos momentos de la vida de Jesús. Una de las características más notables de estos relatos es que los acontecimientos son frecuentemente interpretados a partir de textos del Antiguo Testamento. Este hecho dificulta su utilización como fuente histórica, porque a veces tenemos la impresión que los acontecimientos se cuentan de una forma concreta para hacerlos encajar en las predicciones de los profetas y los salmos.

Existen tres versiones relativamente independientes de lo que pudo haber sido un antiguo relato de la pasión. Una es la de Marcos, que fue copiada y retocada por Mateo y por Lucas, otra es la de Juan, que coincide con Marcos a partir del relato del prendimiento, y finalmente tenemos la versión del Evangelio de Pedro, un apócrifo tardío, que podría haber conservado restos de un antiguo relato de la pasión. Comparando las tres versiones podemos recuperar bastantes datos acerca de los últimos días de la vida de Jesús.

Los principales acontecimientos

En los últimos días de la vida de Jesús hay tres acontecimientos que poseen una importancia especial por razones diversas. Los tres están relacionados directamente con su muerte. Los enumero con un breve comentario, como introducción al estudio más detallado que propondré a continuación.
El "episodio" del templo
Los evangelios sinópticos lo sitúan al final de la vida de Jesús, mientras que Juan lo coloca al comienzo (Mc 11,15-19 par. Jn 2,13-22). Nadie duda seriamente de su historicidad, entre otras cosas porque está atestiguado de forma independiente en varias tradiciones. Sin embargo, los estudiosos discrepan acerca de su sentido. Para unos se trata de un gesto de purificación, para otros de una acción profética que apunta hacia la renovación radical de Israel. En todo caso, es muy probable que fuera la gota de colmara el vaso de la paciencia de las autoridades religiosas, y les convenciera de la necesidad de eliminar a aquel profeta tan incómodo.

La última cena de Jesús con sus discípulos
A diferencia del episodio anterior, este no tuvo lugar en público sino en privado, a solas con sus discípulos . Fue un momento muy importante, cuyo recuerdo se conservó de formas diversas en Sinópticos y en Juan. Según Marcos y los otros dos Sinópticos (Mc 14,12-31 y par.), Jesús celebró con sus discípulos la cena pascual judía, y en el marco de aquella comida ritual pronunció unas enigmáticas palabras sobre el pan y el vino referidas al sentido de su muerte: "Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros.... Esta es la sangre de la nueva alianza que se derrama por vosotros". Sin embargo, según el evangelio de Juan, el gesto que Jesús hizo en aquella última cena consistió en lavar los pies a los discípulos (Jn 13,1-31), y este gesto fue seguido de un largo discurso de Jesús . A pesar de las diferencias tan notables, todos los evangelios relacionan esta última cena con la muerte de Jesús y establecen un ritual que los discípulos deben continuar: "Haced esto en memoria mía... Así también debéis lavaros los pies unos a otros".

El juicio y condena de Jesús
Los evangelios narran un doble proceso contra Jesús, uno judío y otro romano (Mc 14,53-15,20 y par.), pero la forma de contar los hechos plantea numerosas preguntas: ¿Fueron los romanos quienes promovieron su condena porque su predicación resultaba peligrosa para sus intereses políticos? ¿Fue la clase sacerdotal de Jerusalén porque lo que Jesús decía y hacía ponía en peligro el sistema religioso que ellos representaban? ¿Qué papel jugaron los herodianos en todo este asunto? Tal vez la respuesta adecuada no se encuentre en una de estas alternativas, sino en una combinación de varias de ellas. Las autoridades romanas, la aristocracia sacerdotal de Jerusalén y los herodianos no estaban tan lejos unos de otros. Estos tres grupos constituían la élite de los gobernantes y compartían muchos intereses. Todos ellos veían en el templo un símbolo de la unidad religiosa y del orden social. La respuesta a la pregunta del detective inteligente: "¿A quién beneficiaba el crimen?" probablemente sería: "El crimen beneficiaba a todos".
Bendiciones y paz amados hermanos.

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