La Palabra de Dios es voz, rostro, casa y camino.
La voz: ella resuena en los orígenes de la Creación, penetra en la historia. Es una voz que desciende en las páginas de la Sagrada Escritura que ahora leemos en la Iglesia bajo la guía del Espíritu Santo.
“Y la Palabra se hizo carne“, y aquí aparece el rostro. Es Jesucristo, que es Hijo de Dios. Él vive la existencia fatigosa de la humanidad hasta la muerte, pero resurge y vive para siempre.
Y es el Espíritu de Dios quien nos conduce a la casa de la Palabra divina, es decir, a la Iglesia. Y es en la casa de la Palabra de Dios donde encontramos a los hermanos de otras iglesias. Y como cristianos, se nos invita a evangelizar.
Y este es el camino: la Palabra de Dios debe correr por los caminos del mundo. La Biblia debe entrar en todas las familias, en las escuelas y en los ámbitos culturales y en la informática, para que la Palabra de Dios sea luz en el camino de la existencia de todo hombre.
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